Cómo gestionar en casa los absorbentes para evitar complicaciones médicas
Realizar una buena gestión de los absorbentes es fundamental para evitar las complicaciones médicas derivadas del uso de absorbentes higiénicos. Actualmente la revisión de los absorbentes se realiza de forma manual cada cierto número de horas, de 3 a 5 horas dependiendo de la calidad del absorbente y las características del paciente. Resulta especialmente engorrosa la revisión durante la noche. En los centros geriátricos se realizan normalmente dos rondas nocturnas de revisión de pañales y compresas en las que se revisa a todos los pacientes incontinentes. Esto supone la mayor carga de trabajo de los turnos de noche…
En casa, las rutinas se adaptan mucho más las necesidades de cada paciente. Si los pacientes requieren de absorbentes también durante el día, los chequeos se suelen hacer en el propio baño, aprovechando para movilizarlos y ofrecerles orinar.
Hay muchos pacientes que, siendo continentes durante el día, requieren de algún tipo de absorbente durante la noche: desde un empapador de cama ocasional, un pañal completo, o incluso uno doble (de lo cual hablaremos más adelante). Para mantener a estos pacientes en buen estado durante la noche es necesario comprobar los absorbentes al menos una vez, aunque esto depende mucho de los hábitos de sueño y las preferencias de paciente y cuidador. Una buena gestión de los absorbentes evitará los desbordamientos y por tanto los cambios de lencería de la cama.
Si el paciente ya padece problemas derivados del uso de pañal o tiene tendencia a padecerlos, revisaremos más frecuentemente los absorbentes. En muchos casos los pacientes son revisados cada 2 horas incluso durante la noche, lo cual supone una enorme sobrecarga de trabajo para el cuidador y una constante molestia para el paciente, el cual ve interrumpido su sueño constantemente.
En pacientes afectados de Alzheimer u otras demencias, la revisión del pañal también puede ser un foco de discusión y estrés en la relación entre el cuidador y el paciente. La imposibilidad de gestionar eficientemente la incontinencia urinaria y fecal, especialmente en pacientes afectados por demencias en fase avanzada, es un límite que acaba desmoronando al cuidador y termina con la institucionalización del familiar en un centro geriátrico. Por esto, cualquier ayuda extra que nos facilite la gestión de pañales y compresas de continencia supone una descarga de estrés físico y psicológico para el cuidador y mejorara la relación entre el paciente y el cuidador.